lunes, 30 de mayo de 2011

Cortejando a la toponimia

¿Cuándo y cómo nació Berninches?. La pregunta del millón; del millón y medio si han de responderla aficionados a la investigación histórica. Sin duda que al arqueólogo le encantaría descubrir en sus excavaciones una piedra maestra que llevara grabada la fecha de fundación del poblado enterrado; o al historiador desempolvar ese pergamino clave, en condiciones óptimas de conservación y caligrafía nítida, donde se despejaran todas las incógnitas del pasado. Esto, es un sueño nunca cumplido, y por ello tendremos que conformarnos con trabajar una serie de variantes que nos conducirán a observar los procesos comunes producidos en el entorno, los fenómenos sociales característicos de la época y los rasgos particulares del enclave en sí, apoyándonos al caso en herramientas como la toponimia, que estudia el origen de los nombres propios del lugar.


No conservamos citas escritas, que conozcamos, anteriores al siglo XII. Durante la dominación árabe existe un vacío documental lógico respecto a Berninches, si bien de la época de la civilización que le precedió, tenemos una precaria nominación relativa a un paraje donde desde hace tiempo se asientan algunas tinadas: Valdegodo. Una nomenclatura que, en un ejercicio de imaginación si demasiada solidez, podría llevar a asociar esas tierras con un “valle o val del godo”, pobladores ibéricos anteriores a los musulmanes. Estos, sí dejaron cierta impronta en poblaciones cercanas, como pudiera ser el caso de “Alfondega” (de alhóndiga, granero o centro de mercancías) o “Alfocen” (de alfoz, enclave dependiente de otro más poblado). En este juego arriesgado, tal y como se propuso sobre Valdegodo, cabe incluir otra opción: que Berninches sí tuviera un origen semántico árabigo. Se trata de incluir un antropónimo (nombre propio personal que acaba designando a una población) en la hipótesis, de modo que el lugar acabara adoptando el nombre de un señor o linaje sarraceno, tal como “Ben Ibn Said”, “Ben Ibn Chaaba” o cualquier otra combinación cuyo resultado acabara formando, con la deformación de pronunciación inherente al paso del tiempo, la palabra “Ber-nin-ches”(1). Quizás la huella musulmana mas fehaciente en el pueblo, consta con el paraje denominado "el Haza del Moro"; aunque nos inclinamos a pensar que se trata de un sobrenombre posterior a la ocupación islámica de estas tierras, motivado por la repoblación posterior de bastantes lugares alcarreños y su radio de influencia por oleadas de moriscos, como su llegada a Pastrana en el siglo XVI.
Otro condicionante que puede apoyar esta teoría pre-siglo XII, se basa en la constatación de un "... grande cimiento antiguo de cal y canto, y al rededor una caba mui antigua por la parte do sale el sol...y un pedazo de tapia está oy en día, y allí está una como portada" en la cima de lo que hoy llamamos Las Matas, relatado ya en las Relaciones de Felipe II.  Introduce una variable que no debemos perder de vista: allí debió de existir una construcción antigua, llámese torre o fortaleza, que posiblemente fuera el origen de la población que acabó desarrollándose a sus pies. Si en la relación de 1572, ya se describe como muy consumido y ruinoso, efectivamente debió de ser un edificio, como poco, perteneciente a la época alto-medieval. La excelente vista que se posee desde esta cumbre, bien pudiera servir en un principio de puesto fortificado, a cuya guarda podría haber crecido una granja o "villae" (2) que aprovechara los buenos recursos que, un poco más abajo, el valle con sus aguas le brindaba. Por entonces más frondosas aún que en la actualidad. Tampoco conviene perder de vista la mención que se hace al "castillo de Berninches" en el pergamino de adhesión de La Golosa (1391), que probablemente se ubicara en el paraje descrito anteriormente, o bien en la ermita-fortificada de San Cristóbal, más conocida actualmente por "El Santo"(3).


Retomando la regla de la toponimia, expliquemos someramente sus bases. Normalmente, estas denominaciones suelen ser palabras compuestas que acabaron fusionándose. Así, tendríamos unas aproximaciones sobre la raíz (Bern-), y la terminación (-inches) sobre las que desarrollar una batería de propuestas. Para la raíz: : "Bern-" (oso) y "Vern-" (aliso), por una parte. "Bernard-" (Bernardo), "Bearn-" (cantón francés pirenaico) y "Bernin-" (población de los alpes franceses) por el otro, agrupados estos en una variable francófona. ¿Y por qué francesa?. La razón estriba en que, como posteriormente trataremos, el conocimiento del que disponemos para la colonización documentada de estas tierras, proviene de la repoblación que el monasterio de Monsalud (Córcoles) hizo del valle a través de los monjes venidos desde Francia, en pleno apogeo de la Orden del Císter. Y, aún de permanecer poco tiempo antes de venderlo a la Orden de Calatrava, parece que dejaron una huella profunda tanto en Berninches como en los cotos aledaños de los que dispusieron.

Vayamos ahora a por las terminaciones. Las propuestas son: "-ilicis" (carrasca), "-oiche" (agua), "-villicis/ches-corrupción del latín-" (granja, poblado) y "-etxea" (caserío, casa en vasco). En un ejercicio de asociación, nos resultaría un ramillete de hipótesis. Empezando por la que parece más probable, atendiendo a que la toponimia concede especial coartada a los orígenes basados en accidentes orográficos y peculariedades de la Naturaleza para denominar un lugar: "Vern-oiche"; pensando en una aliseda (árbol - solían considerarse sagrados-de ribera) enmedio de un manantial (el Arlés nace en el término). Igualmente, aunque menos probable, la raíz "Vern-" podría combinarse con las otras terminaciones que sugieren una casa, alquería o poblado (-villicis/ches/etxea), y que nos depararía algo así como "granja de alisos"... El prefijo "Bern/oso" parece que queda algo descolgado en este juego de palabras, si bien la aparición de un plantígrado, o el conocimiento de que poblara siglos ha aquél valle, bien podría haber motivado este nombramiento. De hecho, las crónicas del siglo XII relatan el fiero encuentro que mantuvo Alfonso VI con un oso por estas tierras del Tajo, y de cómo agradeció mediante dádivas a la Virgen de Monsalud que resultara bien parado de aquél lance (4). Y otra vez Monsalud... Aquél monasterio poblado por un grupo de discípulos del impulsor del Císter, el francés Bernardo de Claraval; que tanto gustaba de buscar valles apartados con suficientes recursos para su explotación a modo de "granero" o "granja". Aquellos cistercienses conocidos como los "monjes blancos", anduvieron por el alto valle del Arlés justo después de que los musulmanes fueran expulsados de él. Con su perenne afán evangelizador y repoblador a cuestas. ¿Sería descabellado pensar que acaso rebautizaran o adaptaran el nombre de aquél paraje a la lengua consagrada de su patria, o a su líder espiritual?. ¿Podríamos especular con que Berninches supone el apareamiento fonético de "Bernard-ches" o "casa/granja de Bernardo"?. ¿Quizás "Bearn-etxea/ches" o "casas de Bearn", en recuerdo al cantón bearnés-vascón de dónde acudieron a la Península un nutrido grupo de repobladores en plena Reconquista...?. Quedémonos divagando con la hipótesis de la toponimia. Hasta la próxima entrega, donde ya comenzarán a revelarse algunas realidades.

(1): El profesor Juan A. Chavarría Vargas , entre otros, propugna a través de su obra "Antropónimos árabes en la toponimia de Castilla-La Mancha: Ciudad Real"  la proliferación de fundaciones poblacionales y fortalezas con el nombre del señor en cuestión. La misma etimología de la palabra "Calatrava", proviene del árabe "Qual'at Rabah" (fortaleza de Rabah- fundador árabe de la fortaleza manchega-)
 (2): Los reinados visigodos aprovecharon las antiguas "villae" romanas y sus restos para levantar alquerías y santuarios, que posteriormente serían reutilizados y reacondicionados en casos por los árabes durante su dominación peninsular. 
(3): Juan Catalina García ya lo expresa así a través de su "Catálogo monumental de la provincia de Guadalajara". Edición de 2001 - ISBN 84-95179-60-1 CD Rom en estuche plástico, conteniendo el manuscrito completo. AACHE Ediciones
(4): Sobre la discusión del significado etimológico de "Berninches"", puede consultarse un apasionante debate del que se extrajeron las conclusiones descritas en la dirección digital:
http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=6499&pagina=1#comentarios

7 comentarios:

Oscar dijo...

Mi incultura al respecto, me hace pensar mas fácilmente en un inicio arabesco. Más que nada por todos los pueblos de alrededores que contemplan nombres muy ligados a ellos ( Alhondiga, Alocén, )
De todas formas no podemos olvidar el prefijo "Bern" ligado a Bernardo de Claraval...
Porque creo que osos no han cultivao por allí...
Muy interesante el tema,
saludos

Luismi dijo...

¿Incultura?. No, no; acaso falta de conocimiento amplio. Hasta los más sabios doctores están en proceso de aprendizaje, eso sí, nos sacan mucha ventaja... Otro nombre de una población libia (las hordas invasoras musulmanas también salieron en parte de allí) que nos dejamos en el tintero: Berenice/Berniche...

Digamos como conclusión semi-final que el topónimo "Vern-oiche" (Manantial/humedal de alisos) podría ser el más factible, por su componente más antigua y tomarse sobre la naturaleza como rasgo más común en toponimia. Pero que la intensa actividad que los monjes blancos del Císter ejercieron sobre la zona en pocos años, pero muy claves al tratarse de "refundar" poblacional y culturalmente la zona, puede hacerles valer como "san juanes re-bautistas" de la toponimia del lugar. Los proecesos, a veces suelen ser cambiantes, y los nombres readaptandose y hasta suprimiendose. Lo trataremos más adelante con el caso del "Vald e la Matanza" que citan las crónicas aunque, para un ejemplo más a mano, podríamos decir con cierto grado de solvencia que el "Llano de la Horca", por ejemplo, no fué un paraje denominado así desde el principio de los tiempos, porque posiblemente allá no se ahorcara a los reos antes de que el pueblo tomara la potestad de hacerlo al acceder al status de villa. O "El Torreón", no sería tal, antes de que se erigiese en el llano hace un par de siglos.

Un saludo.

Marlop dijo...

Pufff... creo que el intentar localizar el origen de un nombre de una pequeña Villa con siglos de historia y por donde han pasado varias civilizaciones y visitantes es harto complicado..
Pero vamos, que ya solo el esfuerzo de investigación tiene todos mis respetos, además de ser una de las "típicas preguntas" que uno no se suele plantear de inicio y que gracias a estas indagaciones despiertan la curiosidad..

Saludos.. y Muuucho animo en esta aventura!! la cual pienso seguir de cerca..

Zumos dijo...

Muy chulo el blog Luismi,
la opción que mas me gusta es la del oso aunque parece poco probable.
Ánimo y un saludo.

Luismi dijo...

Me gusta que hagan parada y fonda los paisanos por aquí. Lo del oso, dicen los más sabios que con pinzas, aunque hace 900 años por La Vega no habría mamuts de milagro; la vegetación lo llenaba prácticamente todo, el río bajaría con más ímpetu y la fauna salvaje no tenía apenas depredador en el hombre.
A mí me tira lo de los frailes franceses, ya le daremos una vuelta con razonamientos para la próxima. He de confesar que tiene su aquél que precisamente el que suscribe tire por la teoría de los monjes blancos...

Un saludo, villanos.

Luis Berniche dijo...

Buenos días.
Explorando los distintos resultados que arroja mi apellido en el buscador Google, me he llevado una muy grata sorpresa al descubrir este pueblo, el cual coincide casi por completo con mi apellido "Berniche", al igual que doblemente grato fue mi encuentro con este blog.
Un saludo y espero ir profundizando en el tema para saber más de el origen de este mi raro apellido.

Luismi dijo...

Me alegro de que nos hayas encontrado, y que pudeas arrojar un poco más de luz sobre el origen de tu apellido. Berninches, se conserva aún desde luego como apellido en el pueblo, y "Berniche" puede ser una corrupción fonética de él... Para Navarra, hay un episodio curioso que contamos en este último artículo: las correrías del mosén navarro Juan de Puelles sobre el territorio castellano desde el conquistado castillo de Torija. Incluos, en las crónicas del madrileño Fuencarral, relatan que se llevaban a vecinos para pedir rescate... Y por las relaciones de Felipe II, se sabe que también anduvieron por Berninches.

Un saludo.

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