Cuando en 1124 se escriben los poblados de la tierra de Zorita y Huete que Alvar Fáñez, mano derecha de Rodrigo Díaz de Vivar, tenía para la Corona de Castilla; no figura Berninches en la relación. Quizás por ese minimalismo que suponía ser por entonces una humilde granja, frente a villas y lugares que ya mantenían o iban adquiriendo un notable prestigio en pleno Medioevo. Uno de ellos era Huete, que acabó tomando el relevo a Santaver como plaza fuerte de la comarca junto a Uclés y Zorita por aquella cuenca del Tajo. Sin tener constancia hasta la fecha por escrito alguno, son bastantes los doctores medievalistas como Plácido Ballesteros (1) que suelen inclinarse a la opción de que la granja de Berninches se mantuvo adscrita durante estos primeros dos tercios del siglo XII al alfoz de Huete. Por “alfoz”, entendemos el conjunto de pueblos o barrios que dependen de otro principal, si bien el profesor Jose Mª Sánchez Benito extiende los tentáculos norteños de Huete en esta época hasta Alocén, sin incluir en ellos a Berninches (2).
De una forma u otra, el amplio radio de influencia de Huete comenzó a desmembrarse mediado el siglo a través de múltiples donaciones reales llevadas a cabo por Alfonso VII. Los obispados y órdenes monásticas comenzaban a jugar un importante papel en la repoblación y evangelización de aquella parte de la Marca Media, atomizada en núcleos de pobre demografía, bajo la forma de granjas o alquerías, susceptibles de ser devastadas con facilidad por razzias y cabalgadas al hallarse en tierra fronteriza, expuesta a incursiones de uno y otro bando. La mención a la torre o castillo encima de Las Matas que expusimos recientemente, corroboraría la necesidad de los granjeros de la cabecera del Arlés de hallar refugio o defender sus tierras de cualquier ataque foráneo. Avanzada la Edad Media, comprobaremos la certeza de estas conclusiones respecto a las incursiones que los navarros de Juan de Puelles efectuaron sobre Berninches desde el castillo de Torija.
Siguiendo el hilo de la línea de concesiones reales, Pareja y Alcocer son donadas al obispado de Sigüenza en 1156 y 1154 respectivamente, mientras que Córcoles correría idéntica suerte en 1167 a favor del monasterio de Monsalud , siendo arcediano de Huete Juan de Treves (o Trébedes). Si hasta finales del siglo XII, Berninches bien pudiera haber pertenecido al alfoz de Huete, ya en 1189 figura definitivamente adscrito al radio de acción de los monjes cistercienses de Monsalud, pues son ellos los que lo permutan a la Orden de Caballería de Calatrava. Cabe reseñar como información complementaria que en 1180 se concedió el fuero a Zorita, y que en 1187 Gregorio VIII confirma mediante bula la filiación al Císter y su regla de la Orden de Calatrava (3). Situandonos en este contexto, tenemos pues en el abanico de una hipótesis con ciertos visos de certeza a una granja de Berninches que debió de existir sobre el 1167, bien porque ya figurara allí desde tiempos de moros en la donación del arcediano de Huete, bien porque se fundara o reviviera a través de la nueva adquisición por parte de los frailes de Córcoles, y que se sostuvo hasta el 1189 en manos de los monjes blancos. En este punto llegamos a lo que parece el tiempo de litigio que se mantuvo entre Calatrava y Monsalud por la posesión de la granja de Berninches y sus casas del Collado, pues ya en marzo de 1174 figura la donación de la abadía de Córcoles y sus términos a favor de la Orden de Caballería de Calatrava (4), pero esta no se hace efectiva hasta 1189, fecha en la cual el abad Raimundo permuta las tierras a la Orden de Caballería cuyo maestre era don Nuño Pérez de Quiñones, por mano de obra (5). Poco más de veinte años pues que, podríamos considerar, el pueblo se mantuvo bajo el mandato cisterciense de Monsalud. Un breve espacio de tiempo, si lo comparamos con la historia que lo corteja a través de, al menos, casi la decena de siglos que viene figurando en los escritos aunque, suficiente para dejar un ramillete de marcadas huellas en su fisionomía.
La repoblación de la Península Ibérica, se efectuó durante toda esta época atendiendo a las olas migratorias que era precepto llegaran del norte, como parte cristianizada. Mas allá incluso de los Pirineos, donde tanto a través de las órdenes monásticas de Cluny y posteriormente el Císter, los francos impusieron y exportaron sin duda una dictadura de fe en el mundo cristiano. Y, como cualquier tipo de totalitarismo, económico, político o religioso, es lícito pensar que arrastraron durante su mandato una serie de topónimos que evocaran lugares o personajes de su madre patria, de su cuna sentimental e ideológica. A la hipótesis del "Bernard-ches" o "Bearn_etxea" tratados anteriormente, podemos añadirles otras certezas con reminiscencias galas. Así, nombremos a la misma "Galiana", ese camino principal que corría hacia la norteña Francia, y que hoy se conoce también como Cañada Real. O ese otro paraje, a las faldas mismas del altozano de La Golosa, denominado "El Gasco", de gascón, o natural de la comarca de la Gascuña (Francia). Incluso, podríamos elucubrar con que el dicho poblado de La Golosa, pudiese derivar del francés "Le Gauloise"... "La Gala"(6). Así mismo, tenemos un terruño donde se cuenta sirvió en un principio de asentamiento para los primeros monjes franceses, antes de levantar Monsalud en la aldea de Córcoles, y donde ahora se yergue la ermita del Madroñal. Se trata de la dehesa con el explícito nombre de "Villafranca". Parcela que fué disputada en pleito entre Berninches y Auñón durante gran parte de la baja Edad Media, resultando como firme que Auñón la compró a los monjes de Monsalud. [Otro topónimo que se suma a la corriente gala del lugar, y que también anduvo en disputa entre Berninches y Auñón, es la dehesa de "Mengalagasca", donde se vuelve a repetir la evocación a los gascones. Acepción que encuentra seguimiento hasta en el viejo apellido "Gasco", que todavía pervive por la comarca. -08/06/2011]Hasta el propio Auñón, tirando por la misma vertiente francófona de repoblación, podría asociarse a reminiscencias con la ciudad de Avignon, cuya etimología parece provenir de "Aouenion" o "señor de las aguas". Bautismo apropiado para un enclave que, como el francés, está flanqueado por sendos rios (Arlés- nombre de ciudad franca-y Tajo en Castilla, Ródano y Durance en la Provenza), amén de gozar de una buena posición defensiva, al igual que su homónimo allén de los Pirineos. Por cierto, en la advocación de la iglesia parroquial auñonense figura otro icono asociado a las aguas: San Juan Bautista... Es posible que la identificación geográfica de los tres primeros monjes fundadores de Monsalud según los escritos (Fortún Donato, Raymundo y Emeilyn), probablemente oriundos de Citeaux, pasajeros de la abadía de Escala Dei y enviados finalmente en misión evangélico-repobladora a la Alcarria Alta, pudiera arrojar bastante luz a los nombres evidentes y sospechosamente franceses que conforman algunas toponimias de esta zona.
La alquería o granja de Berninches, aún de hallarse dentro del quorum interno que permitía la tenencia de posesiones a un día de camino de la sede madre (en este caso Monsalud), suponía con la de Alocén, la linde norteña de los dominios monásticos de Córcoles. Más arriba, se extendían ya los señoríos de Sigüenza y Guadalajara. Es razonable que pudiera haber influido este inconveniente de lejanía respecto a la metrópoli religiosa para desprenderse como más tarde veremos del enclave del Arlés (Alocén lo conservarían muchos años más), en beneficio de la pujante Orden de Calatrava. Congregación que, amén de colgar mandoble al cinto y yelmo a la testa, ejercían también como frailes, los cuales por mayor afinidad si cabe con los moradores de Monsalud, se habían acogido a la misma regla de San Benito que practicaban los monjes blancos. Digamos, que fueron unos "hermanos" en toda regla. Con la excepción de que los caballeros-guerreros no tenían reparo alguno en derramar sangre, toda la infiel que pudieran y hasta la de sus congéneres, si la honra y el poder acababan por dar pie a ello.
Berninches, se acaba de desprender de Monsalud, que posiblemente la recogió de brazos del alfoz de Huete. Con su control por parte de la Orden de Caballería de Calatrava, comienza su adscripción definitiva al enclave de Zorita.
(1) Entre ellos el doctor Plácido Bastelleros, a través de su obra "La Alcarria en la plena y baja Edad Media. Transformaciones político institucionales y humanas en la comarca suroccidental de la provincia de Guadalajara, siglos XI al XV" (1990)
(2)“Las tierras de cuenca y Huete en el siglo XIV: historia económica” José María Sánchez Benito, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1994. ISBN: 9788488255457
(3)"... Castellum de Almoguera cum portaticis, quintis, aldeis et allis pertinentiis suis. Ballaga, cum pertinentiis suis. Almonaciz, cum suis pertinentiis. Ounnon, cum sus pertinentiis. Casas de Collado de Berninches, et Huebra, cum pertienntiis suis..." en la obra "Médula histórica cisterciense: Origen, Progresos, Méritos y Elogios de la Orden de Císter"; Roberto Muñiz, Valladolid 1788-91, 8 volúmenes.
(4) A.H.N Calatrava, Pergamino R-26 con fecha 4º idus de Marzo era de 1212. Extractado de “Órdenes militares y régimen señorial: Los dominios de Calatrava en tierras de la provincia de Guadalajara siglos XI-XVI" Fernandez Izquierdo, Francisco.
(5) AHN, OO. MM., Registro de Escrituras de la Orden de Calatrava, I, sign. 1341 c, fol. 111. Extractado de “Órdenes militares y régimen señorial: Los dominios de Calatrava en tierras de la provincia de Guadalajara siglos XI-XVI" Fernandez Izquierdo, Francisco.
(6) El doctor Juan Catalina García le atribuye la etimología en la derivación de "gaudiosa", creo que mas por emparejarla con el latín "gozosa, alegre" que por relacionarla con Gaudiosa, la mujer del rey Pelayo, héroe de Covadonga.
De una forma u otra, el amplio radio de influencia de Huete comenzó a desmembrarse mediado el siglo a través de múltiples donaciones reales llevadas a cabo por Alfonso VII. Los obispados y órdenes monásticas comenzaban a jugar un importante papel en la repoblación y evangelización de aquella parte de la Marca Media, atomizada en núcleos de pobre demografía, bajo la forma de granjas o alquerías, susceptibles de ser devastadas con facilidad por razzias y cabalgadas al hallarse en tierra fronteriza, expuesta a incursiones de uno y otro bando. La mención a la torre o castillo encima de Las Matas que expusimos recientemente, corroboraría la necesidad de los granjeros de la cabecera del Arlés de hallar refugio o defender sus tierras de cualquier ataque foráneo. Avanzada la Edad Media, comprobaremos la certeza de estas conclusiones respecto a las incursiones que los navarros de Juan de Puelles efectuaron sobre Berninches desde el castillo de Torija.
Siguiendo el hilo de la línea de concesiones reales, Pareja y Alcocer son donadas al obispado de Sigüenza en 1156 y 1154 respectivamente, mientras que Córcoles correría idéntica suerte en 1167 a favor del monasterio de Monsalud , siendo arcediano de Huete Juan de Treves (o Trébedes). Si hasta finales del siglo XII, Berninches bien pudiera haber pertenecido al alfoz de Huete, ya en 1189 figura definitivamente adscrito al radio de acción de los monjes cistercienses de Monsalud, pues son ellos los que lo permutan a la Orden de Caballería de Calatrava. Cabe reseñar como información complementaria que en 1180 se concedió el fuero a Zorita, y que en 1187 Gregorio VIII confirma mediante bula la filiación al Císter y su regla de la Orden de Calatrava (3). Situandonos en este contexto, tenemos pues en el abanico de una hipótesis con ciertos visos de certeza a una granja de Berninches que debió de existir sobre el 1167, bien porque ya figurara allí desde tiempos de moros en la donación del arcediano de Huete, bien porque se fundara o reviviera a través de la nueva adquisición por parte de los frailes de Córcoles, y que se sostuvo hasta el 1189 en manos de los monjes blancos. En este punto llegamos a lo que parece el tiempo de litigio que se mantuvo entre Calatrava y Monsalud por la posesión de la granja de Berninches y sus casas del Collado, pues ya en marzo de 1174 figura la donación de la abadía de Córcoles y sus términos a favor de la Orden de Caballería de Calatrava (4), pero esta no se hace efectiva hasta 1189, fecha en la cual el abad Raimundo permuta las tierras a la Orden de Caballería cuyo maestre era don Nuño Pérez de Quiñones, por mano de obra (5). Poco más de veinte años pues que, podríamos considerar, el pueblo se mantuvo bajo el mandato cisterciense de Monsalud. Un breve espacio de tiempo, si lo comparamos con la historia que lo corteja a través de, al menos, casi la decena de siglos que viene figurando en los escritos aunque, suficiente para dejar un ramillete de marcadas huellas en su fisionomía.
La repoblación de la Península Ibérica, se efectuó durante toda esta época atendiendo a las olas migratorias que era precepto llegaran del norte, como parte cristianizada. Mas allá incluso de los Pirineos, donde tanto a través de las órdenes monásticas de Cluny y posteriormente el Císter, los francos impusieron y exportaron sin duda una dictadura de fe en el mundo cristiano. Y, como cualquier tipo de totalitarismo, económico, político o religioso, es lícito pensar que arrastraron durante su mandato una serie de topónimos que evocaran lugares o personajes de su madre patria, de su cuna sentimental e ideológica. A la hipótesis del "Bernard-ches" o "Bearn_etxea" tratados anteriormente, podemos añadirles otras certezas con reminiscencias galas. Así, nombremos a la misma "Galiana", ese camino principal que corría hacia la norteña Francia, y que hoy se conoce también como Cañada Real. O ese otro paraje, a las faldas mismas del altozano de La Golosa, denominado "El Gasco", de gascón, o natural de la comarca de la Gascuña (Francia). Incluso, podríamos elucubrar con que el dicho poblado de La Golosa, pudiese derivar del francés "Le Gauloise"... "La Gala"(6). Así mismo, tenemos un terruño donde se cuenta sirvió en un principio de asentamiento para los primeros monjes franceses, antes de levantar Monsalud en la aldea de Córcoles, y donde ahora se yergue la ermita del Madroñal. Se trata de la dehesa con el explícito nombre de "Villafranca". Parcela que fué disputada en pleito entre Berninches y Auñón durante gran parte de la baja Edad Media, resultando como firme que Auñón la compró a los monjes de Monsalud. [Otro topónimo que se suma a la corriente gala del lugar, y que también anduvo en disputa entre Berninches y Auñón, es la dehesa de "Mengalagasca", donde se vuelve a repetir la evocación a los gascones. Acepción que encuentra seguimiento hasta en el viejo apellido "Gasco", que todavía pervive por la comarca. -08/06/2011]Hasta el propio Auñón, tirando por la misma vertiente francófona de repoblación, podría asociarse a reminiscencias con la ciudad de Avignon, cuya etimología parece provenir de "Aouenion" o "señor de las aguas". Bautismo apropiado para un enclave que, como el francés, está flanqueado por sendos rios (Arlés- nombre de ciudad franca-y Tajo en Castilla, Ródano y Durance en la Provenza), amén de gozar de una buena posición defensiva, al igual que su homónimo allén de los Pirineos. Por cierto, en la advocación de la iglesia parroquial auñonense figura otro icono asociado a las aguas: San Juan Bautista... Es posible que la identificación geográfica de los tres primeros monjes fundadores de Monsalud según los escritos (Fortún Donato, Raymundo y Emeilyn), probablemente oriundos de Citeaux, pasajeros de la abadía de Escala Dei y enviados finalmente en misión evangélico-repobladora a la Alcarria Alta, pudiera arrojar bastante luz a los nombres evidentes y sospechosamente franceses que conforman algunas toponimias de esta zona.
La alquería o granja de Berninches, aún de hallarse dentro del quorum interno que permitía la tenencia de posesiones a un día de camino de la sede madre (en este caso Monsalud), suponía con la de Alocén, la linde norteña de los dominios monásticos de Córcoles. Más arriba, se extendían ya los señoríos de Sigüenza y Guadalajara. Es razonable que pudiera haber influido este inconveniente de lejanía respecto a la metrópoli religiosa para desprenderse como más tarde veremos del enclave del Arlés (Alocén lo conservarían muchos años más), en beneficio de la pujante Orden de Calatrava. Congregación que, amén de colgar mandoble al cinto y yelmo a la testa, ejercían también como frailes, los cuales por mayor afinidad si cabe con los moradores de Monsalud, se habían acogido a la misma regla de San Benito que practicaban los monjes blancos. Digamos, que fueron unos "hermanos" en toda regla. Con la excepción de que los caballeros-guerreros no tenían reparo alguno en derramar sangre, toda la infiel que pudieran y hasta la de sus congéneres, si la honra y el poder acababan por dar pie a ello.
Berninches, se acaba de desprender de Monsalud, que posiblemente la recogió de brazos del alfoz de Huete. Con su control por parte de la Orden de Caballería de Calatrava, comienza su adscripción definitiva al enclave de Zorita.
(1) Entre ellos el doctor Plácido Bastelleros, a través de su obra "La Alcarria en la plena y baja Edad Media. Transformaciones político institucionales y humanas en la comarca suroccidental de la provincia de Guadalajara, siglos XI al XV" (1990)
(2)“Las tierras de cuenca y Huete en el siglo XIV: historia económica” José María Sánchez Benito, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1994. ISBN: 9788488255457
(3)"... Castellum de Almoguera cum portaticis, quintis, aldeis et allis pertinentiis suis. Ballaga, cum pertinentiis suis. Almonaciz, cum suis pertinentiis. Ounnon, cum sus pertinentiis. Casas de Collado de Berninches, et Huebra, cum pertienntiis suis..." en la obra "Médula histórica cisterciense: Origen, Progresos, Méritos y Elogios de la Orden de Císter"; Roberto Muñiz, Valladolid 1788-91, 8 volúmenes.
(4) A.H.N Calatrava, Pergamino R-26 con fecha 4º idus de Marzo era de 1212. Extractado de “Órdenes militares y régimen señorial: Los dominios de Calatrava en tierras de la provincia de Guadalajara siglos XI-XVI" Fernandez Izquierdo, Francisco.
(5) AHN, OO. MM., Registro de Escrituras de la Orden de Calatrava, I, sign. 1341 c, fol. 111. Extractado de “Órdenes militares y régimen señorial: Los dominios de Calatrava en tierras de la provincia de Guadalajara siglos XI-XVI" Fernandez Izquierdo, Francisco.
(6) El doctor Juan Catalina García le atribuye la etimología en la derivación de "gaudiosa", creo que mas por emparejarla con el latín "gozosa, alegre" que por relacionarla con Gaudiosa, la mujer del rey Pelayo, héroe de Covadonga.
4 comentarios:
joeeee ..todo un trabajo de investigación!!
No se cómo consigues toda esta info... yo no sabría no por dónde empezar...
Es un trabajo de años, a tiempo parcial... Estudiando y cruzando datos. De todos modos, algún doctor en Historia es probable que se lleve las manos a la cabeza con la teoría "francesa" de repoblación en ciertos casos.
Es lo que tiene ser altruistamente riguroso, te puedes permitir mejor el devaneo. Y digo "devaneo" porque a la palabra "especulación" la he cogido asco. ¿Será por los pisos...?
Saludao queda v. m.
Fantástico trabajo, nunca se me hubiera ocurrido que los Franceses fueran antepasados nuestros ! Pero una vez leido esto, casi no me queda duda.
Yo no creo que sea "devaneo",sino un trabajo bien documentado con mucha logica en el resultado.
Solo me queda una duda... porqué a mamá le sale mejor la tortilla Española que la Francesa ?
Mi más sincera enhorabuena
Je, je... La tortilla francesa es mucho más simple. Para la española, es menester bastante más industria.
El paraje este del Gasco, ahondando, en principio debiera de ser a todos los efectos propiedad de la Golosa, pues está dentro de lo que fué su término, lindando con Alhóndiga (y no sé si parte de Fuentelencina). A no ser que se bautizara después del tiempo que tratamos, porque fuera un haza o suerte propiedad de ese apellido Gasco con tanta reminiscencia francesa que nos queda aún por allí, principalmente en Alhóndiga.
Lo de los apellidos, dá para un tomo; y eso si que es una currada de a fanega... Nos iremos viendo a través de los siglos. Desde Martínez a Heredero, pasando por los López, Dorado, garcía, Fernández, Berninches, Sánchez y otros que fueron muy prolíficos antes y ahora ya no figuran.
No sé si ya serán buenas noches o días; un abrazo igualmente.
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