martes, 20 de septiembre de 2011

La Golosa (II)

Como se reflejara en la obra "El Románico en Guadalajara" (1), el prototipo de templo románico alcarreño consistía en: "... iglesias de nave única, con presbiterio, ábside y espadaña, orientadas, según su eje longitudinal en dirección este oeste. El ábside, orientado al este y semicircular, se cubre por bóveda de cuarto de esfera y dispone de ventanas aspilleradas y/o con derrames, flanqueadas por columnas que sostienen arcos de medio punto. El presbitero, de planta cuadrada, y cubierto con bóveda de cañón, se separa de la nave por un arco triunfal, de medio punto, apoyado sobre columnas adosadas. La nave, de planta rectangular irregular, usualmente de tres tramos, se cubre a dos aguas con teja cerámica sobre tabla y estructura de madera, con tirantes y, a veces, artesonados de tradición mudéjar. La puerta principal, situada normalmente como acceso único en el muro meridional, suele estar flanquedas por pares de columnas que sostienen arquivoltas múltiples de medio punto y protegida, bien por un pequño tejaroz sobre el regrueso del muro, con cornisa de canecillos labrados, o por un atrio porticado, de tradición mozárabe, sobre columnas dobles o sencillas sobre basamento corrido, que soportan la arquería sobre la que descansa el tejado.
Esta portada es la única parte del edificio que se decora, fundamentalmente en los capiteles y, en algunos casos, en las arquivoltas.La espadaña, triangular, con dos, tres o cuatro huecos para las campanas, se sitúa, en la mayoría de los casos, a los pies de la nave, y sobre su muro de poniente.Tanto la nave como la cabecera se suele rematar con cornisa sobre canecillos lisos, y a veces, labrados con elementales motivos geométricos, zoomórficos o antropomórficos. La irregularidad alcanza a todos los elementos del edificio. Los descuadres y falta de simetría son características generalizadas..."

Esta, es la "fotografía" de La Golosa; de su composición original antes de que los siglos (además de las casas y tinadas circundantes), fueran arrebatandole su porte plenamente medieval. El dr. J. Catalina la describe así (2): "...Tendida de oriente a poniente y es del período románico: el cuerpo de la única nave estaba separado de la capilla principal por un muro de sillarejo en el que se abre un pórtico de arco de medio punto, de intradós liso entre molduras de baquetones sostenido por tres columnas adosadas a cada lado, de capiteles de hojas labradas con alguna prolijidad, aunque con poco realce. Dicha capilla mayor, más estrecha que la nave, es de planta cuadrada, pero el ábside, casi destruido del todo, era semicircular. La puerta está al mediodía y es de arco de medio punto de sencillas molduras redondas formando dos archivoltas, que se apoyan en columnillas apareadas de muy sencillos capiteles de volutas. Medida la iglesia por el exterior, da estas dimensiones: 13,37 m. de larga por 6,20 de ancha y la capilla mayor 5,25 m. de eje mayor. El material es de arenisca en las partes labradas y de mampuesto en lo demás. El campanario se levanta en forma de espadaña sobre el muro que separa la capilla mayor..."

Algunos testimonios de primeros del siglo XX, recuerdan aún la espadaña en pie, parte del ábside, así como el arco de transepto, decorado en sus capiteles con motivos vegetales "de cierta belleza". Del mismo modo, la tradición oral nos hace llegar el recuerdo de cierto poyo que corría por los muros interiores del templo, y que pudiera significar un asiento en corrido del mismo; distinto a los bancales en filas que se usaron posteriormente en la mayoría de edificios religiosos. El historiador J. Catalina incide en la menudez del lugar, atendiendo tanto a la modesta iglesia, como a los restos de calles que pudo contemplar in situ articulándose a su alrededor, y de las que hoy en día no quedan rastro. Alguna teoría cuenta que la rápida destrucción de las casas circundantes se debió a que fueron quemadas en su momento, como era propio en los poblados asolados por la peste; aunque no se puede dejar de contemplar la posibilidad de que, constituyendo aquél un humilde lugar, se derrumbaran con prontitud al consturirse con materiales más perecederos como pudieran ser la madera, el barro o la paja. Evidentemente, la construcción más firme, la iglesia levantada en piedra, sí resistiría el paso de los años.

Aún ya despoblado el lugar, consta que el templo de Santa María de La Golosa quedó como ermita para los naturales de Berninches, y que se cuidaron de arreglarla como buenamente pudieron a base de limosnas y donaciones, hasta (se cuenta) bien entrado el siglo XVI (3). Incluso, se llegaron a celebrar reuniones de concejos entre sus desiertas calles, como aquél fechado a 6 de agosto de 1392 (9 meses después de la anexión), en virtud del cual se zanjaba una disputa entre los pueblos de Alhóndiga y Berninches, promovida por las diferencias sobre los terrenos que aquellos poseían en el ya despoblado de La Golosa, y que desarrollaremos a continuación (4). Para ello, empezaremos por esos cuatro últimos vecinos que, la peste, la presión tributaria o la misma emigración de sus vecinos, dejaron solos en 1391 habitando el poblado. Respondían a los nombres de Gil (no consta el nombre), Juan Martínez Guerrero, Martín Díaz y Diego Díaz (5), y pideron al maestre de Calatrava la facultad de ayuntarse con otro vecindario, ante la imposiblidad de afrontar los pechos exigidos por la Orden. Concedióles éste la petición, a cambio de que se tratara de Auñón o Berninches los lugares a escoger y, siendo rechazados por los primeros, acabaron realizándola con el segundo. El acto tuvo como escenario la plaza del pueblo, congregados al repicar de la campana de la iglesia de Santa María de Berninches (antecesora de la actual, y que posiblemente sirvió de "base") tanto los vecinos propios como los 4 foráneos de La Golosa, así como el escribano y el propio comendador de El Collado, como justicias presentes al acto. Era un 8 de noviembre de 1391, y a través de un pergamino que trataremos más pormenorizadamente en la siguiente entrega, se convino la unión de ambos vecindarios y términos. Si bien, sólo tres meses después sobrevino un pleito desde Alhóndiga, en el que figuraban algunos de los antiguos vecinos de La Golosa como demandantes, contra el mismo concejo de Berninches... Reacción que conlleva a pensar que éstos no fueron recibidos o tratados todo lo bien que deseaban en su "nuevo" pueblo. O, que no se portaron todo lo adecuadamente que el resto del vecindario esperaba... Sea como fuere, se elevó a Su Majestad dicho pleito, por tratarse de poblaciones adscritas a diferentes órdenes militares, dando como resultado esa sentencia en pleno estío del 1392 [(6)], en la misma y ya desierta Golosa. En ella se establecía que los vecinos de Alhóndiga dueños de fincas en los términos de La Golosa y/o Berninches, pagasen la tasa correspondiente en éste, además de poder aprovecharse del uso de pastos y aguas para las bestias en dichos términos durante la labor, y a sacar libremente, obviamente, los frutos y cosecha allí recogidos. De igual modo, tenían licencia para recoger la leña que les fuera menester, en el caso de que levantaran hogar ("afumaren casa") en el propio Berninches.

Sin dejar morir el siglo, La Golosa aún mantendría nuevas disputas, esta vez sobrevenidas por una errónea interpretación del Arzobispo de Toledo, Pedro Carrillo. Cuatro jornadas después de que se zanjara el pleito entre Alhóndiga y Berninches, levantó a 10 de agosto un nuevo edicto anexionando la iglesia de La Golosa a Santa María de Berninches, declarándola adegaña de ésta, informado de que la Golosa era un lugar yermo, desprovisto tanto de vecinos como de párroco. Esta cuestión, como podremos contemplar en sucesivos artículos, se enquistó hasta el primer tercio del siglo XVI, manteniendo en litigio al concejo con el episcopado toledano. Conviene reseñar en este aspecto que, pese a lo que pudiera parecer, los dominios de la Orden de Calatrava se delimitaban frente a los propiamente eclesiásticos del arzobispado. La iglesia parroquial pertenecía a éste, pero las ermitas siempre fueron competencia de los monjes-guerreros...


Recreaciones virtuales en 3D del exterior e interior de Santa María de La Golosa






(se adjunta video en el "demoníaco cinematógrafo"con un paseo virtual por su interior)


(1): NIETO TABERNÉ, Tomás; ALEGRE CARVAJAL, Esther y EMBID GARCÍA, Miguel A. El Románico en Guadalajara, Editorial Estudio Museo, 1991.

(2): CATALINA GARCÍA, Juan, Catálogo Monumental de la provincia de Guadalajara, AACHE edición de 2001. ISBN 84-95179-60-1 CD Rom en estuche plástico)

(3): CATALINA GARCÍA, Juan. Relaciones Topográficas de los pueblos de Guadalajara, con Aumentos a las mismas, Madrid: Real Academia de la Historia, 1903-1911 - 6 Tomos

(4): CATALINA GARCÍA, Juan, Relaciones Topográficas de los pueblos de Guadalajara, con Aumentos a las mismas, Madrid: Real Academia de la Historia, 1903-1911 - 6 Tomos

(5): Nótese que todos eran varones, no existía ninguna mujer, con lo que la supervivencia del vecindario se hallaba ya posiblemente amputada.

[(6) Desconocemos si un documento posterior elevado desde Segovia, a día 8 de agosto (dos jornadas después de la sentencia en La Golosa), en el que el maestre Gonzalo Nuñez de Guzmán concede poder general de representación al comendador del Collado, Juan de Camaño, fué suscrito con ánimo de reforzar la autoridad de la Mesa Maestral de Calatrava sobre la zona y las diferencias latentes a través de su delegado en la Encomienda. -22/09/2011]

5 comentarios:

Marlop dijo...

Impresionante articulo.. creo que lo de "post" no le hace justicia..

slds

Luismi dijo...

Si es que tu pueblo tiene mucha candela, David...

Un detalle sobre la iglesia de Santa María de La Golosa: en la esquina interior que forman el muro norte y el oeste (al fondo a la izquierda entrando por el arco principal orientado al sur), como a casi 2 metros del suelo, en un sillar, figura una inscripción dibujando un ángulo agudo. Es la firma del cantero que levantó el edificio, y que no se ha podido constatar (aún) en otras construcciones circundantes.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Al leer el artículo he encontrado cosas nuevas sobre La Golosa que no conocía.

Gracias por el trabajo y sobretodo por el cariño que le pones.

Cuenta conmigo como lectora de lo que publiques y para ayudar, si es el caso.

Saludos
M. José

Luismi dijo...

Bueno, pues se trata un poco de eso, ir conociendo cositas del pueblo.

No las merece; seguiremos en la brecha, con vuestra ayuda seguro que nos queda mas cuco.

Un saludo, M. José... ¿una de las fundadoras de la Asociación?

Anónimo dijo...

En efecto, formé parte del grupo que creo la Asociación, por eso estoy encantada con su continuidad.

M. José

Publicar un comentario